jueves, 22 de diciembre de 2011

"EL guardián entre el centeno" J. D. Salinger

"El guardián entre el centeno", es un libro que me recomendaron leer en el colegio y en el instituto. Lo leí, y cuando ví que podía volver a leerlo para otra asignatura no dude ni un instante, es un libro que desde la primera vez me gusto enormemente, siendo siempre que lo leo una lástima que se te haga tan corto.

 

Su protagonista en un chico de 17 años, Holden Caulfield. Es pesimista a más no poder, me encanta como ironiza todo lo que vive y hace sin darse cuenta el gran peso de razón que tiene con ella, aun viéndose que pudiendo alcanzar cotas mas altas prefiere esa vida que lleva.

La historia cuenta en primera persona los días que pasa Holden desde que es expulsado del colegio hasta que regresa a casa. Nos cuenta como se va relacionando con la gente, a los lugares del mundo y con las circunstancias que le toca vivir, todo desde una preciosa visión muy peculiar del protagonista, que está desencantado con el mundo y parece darle igual todo... Todo excepto su hermana pequeña, Phoebe.

La presencia de su hermana pequeña en la historia, no es producto del azar, ya que, dándonos cuenta de la intención del autor reflejada en la obra se trasluce el paso del muchacho que impuesto pero la sociedad debe dar de la infancia a la edad adulta. Este libro denota una crítica a la sociedad americana de la época, también aplicable a la actualidad porque, como sabemos, hay cosas que nunca cambian. Se dice que los adultos son todos unos hipócritas y unos falsos, donde nadie es lo que parece, y ese es un mundo en el que a Holden no le apetece nada vivir. Al contrario que los niños, como su hermana, que están inmersos en un mundo más inocente y más verdadero, donde el amor lo cura y vence todo.

Como os digo, Holden no quiere pertenecer al mundo de los adultos, pero no le queda otro remedio, por eso ve todo desde una óptica pesimista. Está desencantado y desilusionado. De ahí los pensamientos que en él se desatan y los problemas en los que se mete. 

Me quedo con las buenas intenciones de Holden que cuando creciera y se convirtiera en adulto, se dedicaría a lo único que le gustaba, que era proteger a los niños.

Un libro memorable, para no olvidar que fuimos niños y fieles defensores de la verdad y el amor por encima de los egoísmos e intereses.