viernes, 27 de enero de 2012

¿Qué es una concepción del mundo?. Manuel Sacristán

En la lectura se nos muestra las características más peculiares de la definición de ciencia y sus aplicaciones, creando una concepción del mundo en que vivimos. Después en la segunda parte del texto trata la concepción marxista del mundo.
Hay tantas concepciones del mundo como personas, que suelen determinarse y agruparse según culturas, costumbres, creencias, etc.
En la filosofía clásica podemos encontrar muchas fuentes acerca de la concepción del mundo. Estas teorías han marcado nuestra historia influyendo en el pensamiento a lo largo de los tiempos. Las ciencias positivas fueron arrebatando terreno a la filosofía mediante el método experimental. Un nuevo paradigma se estableció en la evolución de occidente y, después, de la humanidad en general. En el siglo XIX todavía la filosofía resistía a la ciencia en cuestiones “supuestamente superiores a la misma” (Platón o Hegel, por ejemplo), entrando en el campo existencial o religioso.
La ciencia plantea el “conocimiento intersubjetivo” que posibilita que personas distintas y preparadas entiendan una formulación de la misma manera. Las religiones y la filosofía sistemática carecen de estos rasgos, por lo que poco a poco van siendo relegadas.
Por ello, la ciencia se asienta así como el orgullo del ser humano. Por sus propios medios el hombre experimenta y concreta “leyes” que son objetivas en el mundo que le rodea. No se dejan huecos a la improvisación, todo se tiene que, primero explicar y después demostrar para ser válido (si no se quedará en una teoría). Es la principal influencia en la concepción actual del mundo occidental.
La concepción marxista del mundo se da a partir de dos conceptos: el materialismo y la dialéctica. La premisa de que la realidad ha de explicarse por sí misma, en lenguaje filosófico clásico, puede llamarse inmanetismo: el principio de que la explicación de los fenómenos debe buscarse en los fenómenos, en el mundo, y no en instancias ajenas o superiores al mundo. Este concepto es la base antes mencionada de la ciencia. No se pueden admitir causas no-naturales para explicar un fenómeno. Este concepto, inmanetismo, es la base de la concepción marxista del mundo: el mundo debe explicarse por sí mismo. La concepción marxista del mundo está movida por la aspiración a terminar con la obnubilación de la consciencia, con la presencia en la conducta humana de factores no reconocidos o idealizados. La liberación de la consciencia presupone la liberación de la práctica.
Entonces, esta formulación de Engels supone la concepción de la filosofía no como un sistema superior a la ciencia, sino como un nivel del pensamiento científico: el de la inspiración del propio investigar y de la reflexión sobre su marcha y sus resultados.
Las ciencias positivas se basan en ir descomponiendo procesos realmente complicados para explicar paso por paso cada fragmento, más simple, para finalmente, entender el conjunto complejo. Pero esto en algunos casos provoca que se prescinda de la peculiaridad cualitativa de los fenómenos complejos analizados y reducidos. El campo de relevancia del pensamiento dialéctico es precisamente el de las totalidades concretas: “La verdad es el todo”. Y es que la ciencia positiva a veces no puede tratar de entender las concreciones reales, el todo. La fórmula dialéctica consiste en recuperar lo concreto sin hacer intervenir más datos que los materialistas del análisis reductivo. Y este es el análisis dialéctico, busca la comprensión de las concreciones o totalidades, no el análisis reductivo de las ciencias positivas

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